21 diciembre 2005

Suerte al décimo

Para mí las mañanas del 22 de diciembre tienen un sabor especial. Recuerdo desde muy niño despertarme con el canturreo de los niños del Colegio de San Ildefonso y desayunar junto a mi padre con todos los décimos y participaciones frente al televisor. Se trataba del inicio de la Navidad.

Ese sonido constante que durante esa mañana trata de sacarnos de nuestra monotonía anual. Por todos los rincones se escucha. En televisiones y radios, en bares y tiendas, en casas y en autobuses. Es una mañana de ilusiones, de azares y suertes. Una simple coincidencia puede cambiarnos la vida, hacernos cumplir un sueño o ingresar un buen pellizquito en la cuenta bancaria. Nunca olvidaré aquella bella musicalidad que tenían los premios cantados en pesetas: ¡ Ciento cincuenta mil pesetaaaaaaaaas! Creí que el cambio a la nueva moneda, el euro, iba a quitarle ese regustillo tradicional que le encuentro a esa mañana. Es el único sorteo en el que, casi con seguridad, todos los españoles participan. Raro es la persona que no tiene esta noche en su poder un décimo, una participación o similar para el Sorte Extraordinario de Navidad. Es una tradición muy arraigada, no en vano, el primer sorteo se remonta a tiempo de Carlos III.

Pues nada. Ilusión y esperanzas puestas en un número. Suerte para todos.

4 comentarios:

Danjuro dijo...

Y que lo digas. Yo recuerdo viajara todos los años a Madrid y escuchar en el coche el sorteo. Seguimos siendo pobres, a pesar de todo. Y ahora todos esos momentos felices se han perdido, "como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir..." Bueno, bueno, tampoco tanto.

Felipe Iglesias S. dijo...

Jajajajaja. No, acá en Chile los sorteos o son del Kino navideño o el Loto y las basofias no conllevan ningún arraigo tradicionalista más allá del querer ganarse el botín!

Saludos del Cerdo!

BärBara dijo...

Yo también tengo recuerdos de mi infancia y el canturreo... Y ver la alegría en la cara de los ganadores y escuchar las mismas frases en todas las casas. La vida está llena de pequeños matices de felicidad.

chica canifru dijo...

Me gusta leer los recuerdos ajenos.
Hay veces que me gustaria sentir "eso" que solo pude sentir cuando era niña.Hoy es todo diferente